Universitat Rovira i Virgili

Marta Calull

Catedrática de Química Analítica en la URV

Química

La química, a través de distintos materiales que se obtienen mediante diversos procesos de elaboración, se ha convertido en un elemento necesario en el mundo casteller. Uno de estos materiales son los plásticos y más concretamente el poliestireno expandido (porexpán) con el que se fabrican los cascos. Este elemento de seguridad se implantó en el verano de 2006 y fue obligatorio para los castellers del pom de dalt (dosos, acotxador y enxaneta) a partir del año 2012.

El poliestireno expandido también se conoce con el nombre de corcho blanco o porexpán. Es un material plástico espumado formado por un 98 % de aire, muy ligero y resistente. Es muy versátil, 100 % reciclable, y se puede moldear para dar lugar a muchas formas. Se utiliza en bandejas de uso alimentario, aislamiento térmico, sillitas de coche, cascos deportivos y también el casco casteller que lleva a los niños de los pisos superiores. Tiene una gran capacidad para absorber impactos, porque cuando se expande, se deforma y absorbe energía con esta deformidad. Así es como actúa el casco casteller.

La fabricación del casco no fue tarea fácil, ya que debía reunir en un mismo producto tres factores que no son sencillos de combinar: que se hiciera con un material que protegiera, pero que en caso de caída no agrediera; que fuera integral y no dificultara la práctica de los castells y, finalmente, que fuera económico para las collas.

La eficacia del casco está demostrada desde un punto de vista científico -con datos que avalan su resultado- y social, ya que ha contribuido a reforzar la imagen del mundo casteller como colectivo. Hay un dato suficientemente explícito que expone la importancia que ha tenido: desde que se implantó en 2006 no se ha producido ningún traumatismo craneoencefálico derivado de una caída. Antes, estas lesiones eran puntuales y generalmente no graves, pero estaban presentes: un estudio del año 2004 demuestra que de entre 750 caídas se produjeron 24 lesiones en niños, entre las cuales el 54 % eran craneales que tenían ciertas consecuencias, aunque sin gravedad.

El éxito en el pom de dalt ha abierto la puerta a debatir si el casco debería extenderse también a los pisos inferiores al pom de dalt en castells de mayor dificultad como el 4 de 9 sin folre o el 3 de 9 sin folre.

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